Hace una semana viajé a Nueva York con el propósito de visitar algunas universidades. Nueva York es una ciudad conocida por su diversidad, ya sea en la cultura, las artes o la comida. La variedad de restaurantes que ofrecían opciones vegetarianas y saludables me tomaron de sorpresa. Hoy les estaré enseñando sobre las distintas comidas saludables que logré conseguir durante mi viaje.
El primer día opté por visitar un supermercado de comida orgánica llamado Trader Joes. Si alguna ves visitas Nueva York te recomiendo que vayas a esta tienda. Venden alimentos nutritivas, pero a precios moderados. No les voy a mentir, mi maleta regresó con varias latas de puré de calabaza orgánico, entres cosas. Pensé que hacer una pequeña compra en Trader Joes para el desayuno me ahorraría las calorías y el dinero.
Opté por comprar una rebanada de pan multigrain, huevos orgánicos, aguacates y guineos. Todo por menos de diez dolares. Me encanta desayunar tostadas con aguacate majado, es nutritivo y te brinda suficiente energía para poder caminar por la ciudad. Al comprar y hacer mi propia comida me aseguro de que todos los ingredientes que están alimentado mi cuerpo sean saludables.
Para el almuerzo visité varios lugares que me fascinaron. Uno de ellos fue Maoz, localizado, irónicamente, justo a lado de una pizzería. Fácilmente pude haber ido a la pizzería a comerme un pedazo de pizza, pero opté por lo que yo considero la mejor opción. Ahora, es importante reconocer que este tipo de decisiones determinan cuán serias estamos en cuanto a nuestra nutrición. Todo depende de una y de nuestra actitud hacia nuestra salud y bienestar.
En Maoz compré una ensalada repleta de garbanzos, pepinillos, zanahorias, brocoli fresco y mucho más. Además, probé unas bolitas de harina de garbanzo llamadas falafel. Estas frituritas mediterráneas son famosas en Nueva York. Estuvo delicioso, y solo me costó siete dolares, lo que es económico considerando que es Nueva York.
Para la cena visité un restaurante famoso llamado Serendipity. Conocido internacionalmente por sus frozen-hot chocolates. Claro, tuve que probar uno, y estuvo delicioso. De vez en cuando es bueno hacer excepciones, siempre y cuando no se vuelva en rutina. Además, he aprendido que si tu cuerpo te pide chocolate, una le da chocolate. Ordené una ensalada de aguacate, espinaca y camarones. No fue lo que esperaba, pero estuvo rica.
Cuando viajamos tendemos a olvidarnos de nuestra rutina alimenticia porque queremos disfrutar de las oportunidades culinarias que encontramos en otros países. Sin embargo, solo porque queremos disfrutar de nuevos sabores no significa que tenemos que romper nuestra rutina alimenticia. Y como les he demostrado en este artículo, es posible comer saludable y disfrutarlo sin sentirnos restringidas. Recuerda, tu estás a cargo de tu cuerpo y solo tú puedes saber que es lo mejor para él. Espero que hallan disfrutado y aprendido algo nuevo en el artículo de hoy. Nos leemos pronto.
