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Sobreviviendo al cancer

Un diagnóstico de cáncer no significa que nos vamos a morir. Gracias a los avances en la medicina cada vez se puede detectar en etapas más tempranas, donde los tratamientos son cada vez más efectivos. A continuación compartiré con ustedes algunas de mis vivencias y recomendaciones para batallar contra esta enfermedad.

Una vez te diagnostican, es normal que busquemos información en libros o internet. Pero mis queridas amigas, solamente busquen lo esencial. No tienen que hacer una tesis doctoral en el tema. A veces tener demasiada información es contraproducente porque nos cargamos emocionalmente y eso nos hace daño.

Les voy a decir algo, estamos hablando de una enfermedad “extrema” con la cual no se puede improvisar. Ya existen unos protocolos y unos procedimientos a seguir para el tratamiento efectivo contra esta enfermedad. Tratamientos médicos que han probado funcionar en la gran mayoría de los casos. Eso no quiere decir que no busquemos ayuda en la medicina natural. Por ejemplo, yo tomé suplementos naturales durante todo mi tratamiento para reforzar mi sistema inmunológico, incluyendo el tan recomendado té de anamú y llantén (que sabor tan horrible y difícil de disfrazar. Afortunadamente hoy en día se consiguen en pastillas). También me preparaba batidas de zanahoria para fortalecer el sistema inmunológico.

Las quimioterapias nos afectan grandemente el sistema digestivo. Los alimentos saben diferentes y en la mayoría de los casos sentimos un sabor “metálico” en la boca que es muy difícil de eliminar. De igual forma las náuseas e irritación estomacal son la orden del día. Para combatir un poco el malestar estomacal yo congelaba pequeñas cantidades de jugo de manzana y las consumía a modo de “limber”. De igual manera congelaba cuadritos de papaya que también me ayudaban a combatir la irritación estomacal. Deben evitar el consumo de alimentos ácidos ya que obviamente pueden causar mayor irritación estomacal.

Nuestra piel puede volverse seca y más sensible de lo normal. Es importante usar jabones y cremas hidratantes para mantener la piel en buenas condiciones. De igual forma las uñas pueden cambiar de textura y/o color. Las mías se tornaron de un color grisáceo pero volvieron a su color normal unos meses luego de terminar las quimioterapias.

Es importante que durante el tratamiento visite a otros profesionales de la salud. Por ejemplo, visite un oftalmólogo ya que las quimioterapias pueden afectar su visión. También le recomiendo que visite un psicólogo, que le ayude a canalizar sus ideas y sus emociones de manera efectiva.

Muchas de nosotras tenemos la bendición de contar con una familia y amigos que nos ayudan y apoyan durante todo este proceso. Son llamados los “cuidadores”. En mi caso, mi esposo y mis hijas fueron los que dieron la milla extra a mi lado. Para los cuidadores es también un proceso bien difícil, ellos están viendo como nos vamos debilitando, como nos afectan los medicamentos y a veces se sienten impotentes ante nuestro dolor. A veces (muchas veces) son el blanco de nuestro mal humor y frustraciones. No podemos ser egoístas, nuestros cuidadores necesitan “un respiro”, necesitan salir y despejar sus mentes. Para ellos es un proceso difícil también.

El buen humor es esencial, tenemos que reírnos. Aunque parezca difícil, yo creo que reírnos, ser optimistas y tener buen humor nos ayudan positivamente a enfrentar esta enfermedad. No les niego que a veces necesitaba un letrero de  :  “beware of Ana”, ya que uno de los tantos efectos secundarios es el cambio en humor o estado de ánimo. De momento podía estar con mal humor, llorando o feliz de la vida. Pero gracias a Dios, cada día tenía un motivo para ser feliz y reir.

Por último, mis queridas amigas, las mujeres somos mucho más que un par de senos. No podemos pensar que nuestra sexualidad, nuestra belleza o nuestra existencia están estrictamente ligadas a nuestros senos. Luego de mi tratamiento de quimioterapia, mis doctores determinaron que era necesario realizarme una mastectomía bilateral total…en buen español: me tenían que quitar mis senos. Pues sin pensarlo mucho me sometí a dicha cirugía. Recuerdo cuando me tocó quitarme los vendajes por primera vez mi esposo estaba conmigo (como siempre).Me paré frente al espejo y él me ayudó a remover los vendajes. Cuando terminamos nos quedamos mirando al espejo, por unos segundos permanecimos callados mirando mi imagen, dos heridas grandísimas en un pecho totalmente plano y 4 drenajes colgaban de las mismas. Le dije, “no es tan terrible”, me puse los nuevos vendajes, mi camisa y recibí un beso de mi esposo demostrándome, una vez más, su apoyo y su amor. Quiero que sepan que nunca me sentí mutilada  ni nada de esas cosas. Sencillamente no tenía senos, punto. Al año siguiente me sometí a la cirugía reconstructiva, porque hay que reconocer que la ropa no te queda como debe ser y pues, aquí estoy con mis nuevas “boobies”.

Después del cáncer, mi gente, hay vida. Una vida con otra perspectiva con otras prioridades. Hay que continuar realizándonos pruebas de seguimiento cada 3-6 meses para verificar que todo está en orden. Y vivir agradecidas por esta oportunidad de vida.

Ya falta poco para que finalice octubre, mes de la prevención del cáncer de seno y solamente me resta decirles que se cuiden, que se realicen sus mamografías y que si les toca enfrentar esta enfermedad, lo hagan con la certeza de que saldrán hacia adelante y que en pocos meses podrán gritar a los cuatro vientos que son sobrevivientes.

 

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