Tendencias

Aprende los trucos para no ser víctima de la moda

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Ser una mujer fashionista requiere mucho más que comprar todo lo que está exhibido en una vitrina, menos creer que las tendencias y el buen vestir están regidos exclusivamente por las revistas especializadas. Estas fuentes son un excelente comienzo, pero para “estar a la moda” hay que tener instinto, ser recursiva, experimentar y dejar de lado los estereotipos. Un paso a paso para que te entiendas con tu clóset y brilles en la mejor pasarela: la calle.

1. Interésate en el tema: El descuido de muchas va de la mano con el poco amor que le tienen a la cuestión de vivir de acuerdo a lo que se “impone”, pero debes admitirlo: a toda mujer le gusta lucir bella y recibir miradas de aceptación. Otras le tienen miedo a no seguir las leyes fashion; pero lo que no sabes es que muchas de éstas se transforman y tú puedes ser una creadora en ese proceso.

2. ¿Y el estilo qué? Es momento de encontrarlo: La prioridad no es llenar el armario como si se tratara de una tienda de diseño. El mandamiento de la moda personal es buscar un estilo propio para que sea una forma de distinción y belleza al instante de vestirte. Un patrón es importante sin necesidad de que te veas repetitiva o simple. La cosa se pone más interesante si tu vestuario refleja tu personalidad, tu forma de ver la vida y, al fin de cuentas, como eres. Los elementos que puedes ayudarte al momento de la búsqueda son tus gustos (música, arte, colores y prendas favoritas), el trabajo que desempeñas, materiales de tu elección, accesorios que compras recurrentemente, etc. Pregúntate: ¿eres bohemia, vanguardista, sofisticada, deportiva o clásica?

3. Derechos de autor, prohibida la imitación casual: Una cosa es inspirarse en el look de las demás y otra muy distinta calcarlo y llegar con la misma pinta la semana siguiente, más aún si se trata de amigas, compañeras de trabajo y personas con las que interactúas todos los días. Para los especialistas, es el peor defecto en cuanto a la materia de la moda se refiere. Tratar de repetir en ti lo que le queda bien a las demás puede llevarte al fracaso. Es más fácil caer en el error cuando hay miles de unidades de la misma prenda rondando por todas las tiendas. En vez de ser una copia mala de alguien más, toma ese gusto para adquirir prendas similares o combinarlas a partir de tu sello personal.

4. Bien vestida no es igual a gastos descomunales: Quienes lucen pulcras, sexies y muy bien vestidas, no siempre gastan enormes sumas de dinero en un centro comercial o compran ropa de marcas internacionales. Los grandes diseñadores y las pasarelas nos muestran las tendencias en la alta costura y la renovación de acuerdo a la temporada, así como la exhibición de nuevos materiales. No siempre son ellos los que tienen la última palabra, menos cuando nuestro presupuesto es muchísimo más reducido. Para verte bien debes invertir, pero con inteligencia. Busca materiales buenos pero básicos, colores sobrios y prendas que van con todo, como la típica blusa camisera blanca, el blazer negro, una chaqueta, una blusa fina o el jean oscuro. No siempre las promociones en temporada baja son equivalentes a ropa fea o que nadie compra. Puedes aprovechar estas ofertas para encontrar vestuario económico, lindo, de buena calidad y una que otra prenda única que tal vez no sea del gusto de otras pero que a ti te puede encantar.
5. Paseo por tu armario: Es hora de conocer tu clóset de pies a cabeza. Enumera y pon encima de tu cama todos tus pantalones, camisas, chaquetas , faldas, etc. Identifica qué clase de prenda te hace falta, qué colores repites con mucha frecuencia y cuáles no están presentes. Solo con la variedad puedes hacer increíbles combinaciones, lo que también te ahorra dinero: no tendrás que tener muchísima ropa para no repetir pinta.

6. La talla que es: Usar una talla correcta es la puerta a la comodidad. De nada te sirve tanto trabajo de selección ni inversión monetaria si te queda demasiado grande o demasiado apretada. Algunas por hacer más hacen menos mientras tratan de ocultar los “gorditos” o de lucir atrevidas con prendas que se ajustan a la figura de una niña de 12 años. Ten presente que las tallas también varían con las marcas, así que no te deprimas y ten en cuenta ese margen de error.

7. Fuera los afanes: No dejes que el look del día sea lo último en tu lista. Improvisar no es bueno si vamos a contrareloj, y esto nos pesará cuando nos sintamos incómodas durante el resto de la jornada. Si no eres muy ágil en el tema, ten una idea desde la noche anterior. Saca 5 minutos para abrir y cerrar el cajón y tendrás una luz más clara de la pinta que sigue.

8. Ensaya: Saca algunos momentos del día para hacer ensayos con la ropa. En el centro comercial, en tu cuarto, en el baño o con tu pareja. Si pasas por una tienda y algo te llama la atención, por lo menos entra a medírtelo y sabrás con precisión si cierta indumentaria va o no va contigo, con tu figura y tu comodidad. Otro truco eficaz es ponerlas sobre la cama o superficie y mirar cómo lucen juntas. Prueba una camisa con varios pantalones y faldas, por ejemplo. Si hay tiempo, colócatelas y mírate frente a un espejo. Tu aval es lo más importante

9. Compra una prenda al mes: Tu ropero se mantendrá variado y actualizado si una vez al mes o cada quince días le incluyes una prenda, y no hablamos de una pinta completa. A veces nos casamos con la blusa que tenemos hace 15 años o con el jean inmortal, lo cual no está mal, pero si este efecto se repite con todo tu vestuario, nunca te verás diferente ni te sentirás fresca. Limpiar el clóset es una opción para desempolvar aquella ropa que tienes en el olvido y que cuenta con mucho potencial. Si quieres abrir espacio, no la regales, simplemente ponla en otro lugar, pero no la desperdicies si sabes que puede servir y va con tu estilo.

 

Info: Revista Fuscia

 

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