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Del erotismo sutil al explícito hay una delgada línea divisoria que el diseñador ha querido sobrepasar bajo la premisa de la libre interpretación de la imagen
¿Dónde está el límite entre la provocación y el erotismo en los anuncios?. ¿Estamos ante imágenes sexistas o simplemente sexuales?, según Alexander Wang en la polémica está el gusto. Su nueva colección de mahones ha suscitado un sinfin de críticas. La propia firma ha compartido las imágenes de la sesión fotográfica y tal ha sido la relevancia que el propio creador, medio coreano, medio americano, ha tenido que salir al paso declarando que «no quiero dictar cuál es exactamente el mensaje. Lo interesante es ver cómo la gente lo interpreta y lo que tienen que decir al respecto». El diseñador ha buscado claramente encender el piloto en las miradas de quienes están acostumbrados a ver imágenes a diario con un alto contenido erótico implícito o explícito, pero no tan claramente sexual, «va a haber personas que no estén de acuerdo con ella», ha asegurado Wang, pero la polémica también vende.
La protagonista de la campaña no es otra que la alemana Anna Ewers, que posa desnuda bajo la atenta mirada e indiscreta del fotógrafo Steven Klein; los vaqueros aparecen en un segundo plano y poco se puede ver de su línea. La modelo está en auge, un montón de firmas se la rifan y llama la atención el cariz sexual de sus últimos trabajos. Ewers también ha protagonizado otras polémicas campañas de Alexander Wang, aunque no tan explícitas.
También se podría hablar de una liberación sexual respecto al tabú de la masturbación, en esta ocasión las imágenes reflejan no una predisposición de la mujer a la espera del ‘macho alfa’ para disfrutar, sino, más bien, para proporcionarse placer a sí misma. Las imágenes no dejarán indiferente a nadie y son susceptibles al debate sobre un machismo que se basaría en la explotación sexual de la imagen de la mujer o por el contrario, estará el que opine que los ojos del censor ve prejuicios donde solo hay provocación o, incluso, se podría hablar de una liberación sexual femenina. La polémica está desatada y dará mucho que hablar.
por: Xana Menéndez Predes / El Comercio
